Los Ojos sin Rostro (Les Yeux sans Visage) -1960- Georges Franju

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Argumento:
Un brillante médico y científico tiene una hija cuyo rostro fue desfigurado en un accidente automovilístico. El hombre hará lo que sea para regresarle a su hija su belleza. Y cuando decimos lo que sea, decimos... Lo que sea!

Ficha
Título: Los Ojos sin Rostro /Eyes without a face /The Horror Chamber of Dr. Faustus
Título original: Les Yeux sans Visage
Año de producción: 1960
País: Francia
Duración: 84 min.
Dirección: Georges Franju
Guión: Pierre Boileau, Thomas Narcejac, Jean Redon, Claude Sautet, Georges Franju
Fotografía: Eugen Schüfftan
Montaje: Gilbert Natot
Música: Maurice Jarre
Producción: Jules Borkon
Protagonistas: Pierre Brasseur, Alida Valli, Juliette Mayniel, Alexandre Rignault, Beatrice Altariba, François Guérin, Edith Scob
Fecha de estreno: 02 de marzo de 1960
Más datos


Recomendación del dueño del Video Club:
Franju es uno de los co-creadores de la Cinemateca Francesa (claro, junto al más reconocido Langlois), pero a diferencia de Henri, Georges encarriló su cinefilia también para el lado de la realización. Y así, comenzó una carrera, primero como realizador de incómodos documentales, y luego avanzando hacia el terreno de la ficción plena.
Aquí les presentamos su segunda película. Una película que tiene adeptos y fans en todos los rincones del mundo, y que ha logrado construirse con el correr de los años un justificado lugar de film de culto.
El film llega a Franju como una propuesta por parte de un productor (Borkon) interesado en revivir el cine de horror inglés representado por la Hammer, para el mercado francés. Georges, por su parte, fanático del cine mudo fantástico, del expresionismo alemán, ve la oportunidad de hacer algo más que un simple film de horror, ahondando en las torturas internas de los personajes presos de una situación terriblemente angustiante y pesadillesca.
El film, hay que decirlo, se desenvuelve con elegancia, y gracias a un comienzo (y secuencia de títulos al mismo tiempo) kinéticamente irresistible nos engancha en su clima onírico, nos pasea con su cámara reveladora de pequeños horrores, y nos arroja finalmente a la más desencantada nada, a los perros salvajes del existencialismo.
Grandes y contenidas actuaciones de Brasseur y Valli colaboran también a revalorizar esta obra.

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