Ficha:
Una suerte de falso documental narra la patética vida de Virgil Starkwell, un tipo marcado por una difícil infancia, lastimosa y complicada juventud, y con el peor problema que un joven puede tener: su relación con el sexo opuesto. Todo esto da como resultado a un incompetente criminal en su eterna lucha para llevar a cabo el robo perfecto.
Recomendación del dueño del Video Club:
Este tipo petiso, judio, de lentes culo de botella, medio calvo, y demasiado parlanchín nunca me agrado. O bueno, nunca me agrado del todo.
No puedo mentirles y decirles que Woody Allen no me hace reir.
No puedo tampoco mentirles y decirles que el tipo no es inteligente.
Ni tampoco puedo decirles que sus guiones están mal escritos y que no nos hace ver bastante a como somos en nuestros más comprometidos y pateticos pensamientos.
Pero de todas formas Woody Allen no me llega demasiado.
Ok.
Robó, huyo y lo pescarón es divertida. Una pequeña primera película en donde Allen no solo dirige sino que también escribe, protagoniza y pone en evidencia su intencionada "poética de autor" (llena de elementos que reiterará a los largo de su ya, extensa filmografía a lo que va de este 1987 que ya termina).
Y aunque esto último (lo de la poética del director) les importe mayormente a estudiantes de cine y fanáticas amas de casa moderna, no puedo dejar de enumerar algunos de estos elementos que, (apréndanselos ahora) nunca abandonara el cine de Woody Allen:
-La Ciudad de New York, espiritualmente indiscutible.
-Los hermanos Marx.
-La famila, el desasosiego, los padres distraídos y de mano rápida.
-El sexo.
-El gaz.
-El jazz.
-El psicoanálisis.
Una película sencilla, una carta de presentación de un cierto tipo de humor, y un guíon bien logrado que de a ratos se vuelve autobiográfico y por momentos parodia ( a la
Bonnie & Clyde de Arthur Penn).
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